miércoles, 23 de junio de 2010

Tengo un ratón

¿Alguna vez se ha metido un ratoncito a tu casa?

A veces tiendo a ser perfeccionista, siempre dejo ciertas cosas en un lugar específico por no se qué motivo o razón. Ustedes saben, hago una pequeña rutina al acomodar mis cosas. En las noche, cuando inicia la semana, acomodo mis vasos y lo que sea que tenga en la alacena. Limpio lo que tenga ahí, pues. Es por eso que salta a mi vista cualquier indicio de desorden- por pequeño que sea- en el mueble. Más cuando los vasos están "movidos".

Hace unas semanas encontré los vasos mal acomodados, sin embargo, no les hice caso, simplemente los puse como me gustan y ya. A los pocos días de eso, me topé con unas pequeñas marcas de harina por todo el mueble; busqué, saqué, limpié y observé que el paquete de harina tenía un agujerito en el costado. ¿Cómo era posible? ¿Lo habría comprado así? No, porque me hubiera dado cuenta antes, la harina se habría regado por todos lados. Seguí el rastro de harina que quedaba y me di cuenta que iba en dirección a los trastes. Los moví todos y no encontré nada extraño. Debo confesar que me dio 'cosa' y los lavé, ¡quién sabe qué les habría pasado!

En esa misma semana, un sábado por la mañana, noté un movimiento entre la ropa de cama que tengo guardada en el closet, por lo que quise jalarla y ver que había debajo. Bendita curiosidad que me cargo. Nada, no había nada. Me dirigí a realizar los quehaceres de casa que me correspondían ese día, cuando de pronto noté que en medio de la sala estaba paradito un ratón. Una cosita tan miniatura que hasta ternura inspiraba. Al verme, por supuesto, salió disparado abajo del sillón, el cuál quise mover para ver al animalito. Él volvió a salir disparado cuando notó el primer movimiento, ésta vez, se fue derechito al otro cuarto, donde le perdí de vista.

A lo largo de todo ese fin de semana, cada que pasaba por el cuarto donde se había escondido el ratón, me fijaba por todos lados, esperando verlo de nuevo. Era de un color gris oscuro, con colita rosada y pequeñas orejitas. Sus bigotitos casi no se notaban y sus ojitos pequeños de color negro me resultaban lindos. Pasando el tiempo, comencé a verle más seguido rondando en la cocina y cerca de la panera, siempre buscando comida sin lograr robarse nada. Me parecía tan divertido verlo correr por todos los rincones de la casa, tanto me gustaba verle que comencé a dejarle comida en algunos sitios, una tostadita por aquí, chocolate por allá y agua en una tapita por acá.

De pronto el ratón se hizo parte de mi vida, aunque se escondiera de mí cada que pasara cerca de él. Fito, mi gato, dejó de perseguirle. Sin embargo, los demás lo veían (y siguen viendo) como una plaga que deben eliminar.
De verdad sentí una afinidad por él, a tal grado que le empecé a llamar "Pepe el ratón", haciendo alusión al personaje de "Pepe el Toro", ya saben, por la famosa frase de "¡Pepe el Toro es inocente!"

Siempre he sentido cariño hacia los animales, pero nunca con uno que fuera de este tipo. Es un ratón de alcantarilla, de esos que andan rondando en el río Querétaro y se comen toda la basurita que encuentran. De los que te llegan a dar "cosa" de sólo verles. ¡Pero es que es taan chiquito! Jamás podría matarle o hacerle daño.

Desafortunadamente hay otras personas que sí lo quieren dañar, cómo el ratoncito es chino libre por la casa, deja cantidades grandes de 'caquitas' por todos lados. Se come los empaques y lo que tengan dentro, muerde las frutas (la pera y el melón son su favoritas), le hace hoyitos al pan, se come los dulces y se lleva las tortillas, ataca los libros y las playeras de algodón... ¡roedor al fin y al cabo!

No entiendo la concepción que tienen algunas personas sobre estos animalitos, llamándoles plaga. Bueno, no quiero decir que en ocasiones no lo sea, pero, ¿no somos nosotros también una plaga muchas veces? El animalito no hace daño, no encuentro razones para matarlo. Es por esto que he optado muchas veces por atraparlo en jaulitas y soltarlo en los terrenos baldíos de la colonia. De alguna forma rara, el ratoncito regresa a la casa constantemente, lo he sacado tres veces y tres veces más ha regresado, por lo que ahora espero atraparlo para llevarlo al río.

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